Boa constrictor
La boa constrictora es una especie grande y pesada perteneciente a la familia Boidae. La mayoría de los científicos están de acuerdo en que existen alrededor de nueve tipos de boa constrictora. No poseen veneno pero tienen otro mecanismo de defensa que es muy efectivo en su medio natural: la constricción.
Hábitat y distribución
Son vistas tanto en el suelo como arriba de los árboles, por lo que se denominan semiarbóreos.
Se distribuyen desde el norte de México hasta América del Sur, llegando hasta Argentina. Pasan por Trinidad y Tobago, Dominica, Belice, Uruguay, Colombia, Honduras y Brasil, entre otros países circundantes.
Los hábitats que ocupan son variados. Se encuentran en selvas tropicales, praderas, matorrales espinosos, bosques y regiones semidesérticas. También ocupan zonas donde hay asentamientos humanos y zonas agrícolas, así como en lugares cerca de cuerpos de agua como ríos y arroyos.
Son vistas tanto en el suelo como arriba de los árboles, por lo que se denominan semiarbóreos. Prefieren los ambientes húmedos ya que se adaptan mejor a tales temperaturas y la cantidad de presas es abundante. Ocupan madrigueras abandonadas construidas anteriormente por mamíferos con el fin de protegerse de los depredadores.
Anatomía
Las boas se distinguen de especies venenosas como la mamba negra o cobra real por tener una diferente estructura corporal y una cabeza en forma de flecha. No son serpientes extremadamente largas pero sí tienen un grosor más prominente que las venenosas.
Una hembra madura mide de 2 a 3 m, mientras un macho mide de 2 a 2.5 m.
El diseño de su piel también es una manera de diferenciarlas entre otras especies constrictoras como las pitones. La principal y más notable característica de las boas se encuentra en su cabeza. Una raya oscura que pasa en medio de sus ojos es la mejor forma para identificarlas. Para corroborar que se trata de una boa constrictor, basta con observar unas líneas marrones o casi negras a los lados de la cabeza atravesando sus ojos.
En este caso las hembras son más largas y gruesas que los machos. Una hembra madura mide de 2 a 3 m, mientras un macho de 2 a 2.5 m. Son reptiles pesados de aproximadamente 27 kilos, pero el peso generalmente se mantiene dentro de 10 y 15 kilos.
Alimentación
La alimentación de las boas es variada. Ellos van en busca de roedores, ranas, lagartos, pájaros, huevos de aves, murciélagos, zarigüeyas, entre otros. En los zoológicos se les provee de ratones, ratas y pollos. Prefieren cazar de noche y con sus escamas termosensibles localizan a su presa.
Como su nombre lo señala, ellas no matan con veneno sino con los propios músculos de su cuerpo. Comprimen a la presa con mucha fuerza hasta asfixiarlas. No mastican sino que engullen el alimento entero y la digestión puede demorar algunas horas dependiendo del tamaño de la presa.
Reproducción
Las hembras emiten olores desde la cloaca, lo que atrae a los machos. Estas serpientes son polígamas, ya que individuos del género masculino comúnmente se aparean con más de una, pero la competencia entre candidatos los obliga algunas veces a tener que pelear entre ellos para tener el derecho de aparearse. Las cópulas tienen una duración variable que puede ir de algunos minutos a un par de horas.
El esperma del macho logra conservarse dentro del cuerpo de la hembra hasta por un año.
El esperma del macho logra conservarse dentro del cuerpo de la hembra hasta un año. Después de 100 o 120 días, comienzan a dar crías de alrededor de 45 cm de largo. Son reptiles ovovivíparos, lo que significa que los huevos se incuban en el interior de la madre y dan a luz a crías vivas, a diferencia de las serpientes pitón que son ovíparas.
Generalmente nacen alrededor de 25 boas e instintivamente son independientes desde el nacimiento, ya que la hembra no se encarga de darles algún tipo de cuidado o ver por su alimentación.
Amenazas
Las boas pueden morder para defenderse de los depredadores que se enfrentan a ellos. Los adultos son menos propensos a ser consumidos; sin embargo, gran cantidad de aves, mamíferos y otros reptiles los ven como una muy buena y abundante opción de alimento.
Las crías son las más vulnerables, puesto que no tienen el tamaño ni la fuerza para competir con sus oponentes.